domingo, 30 de marzo de 2025

Marilia Monzón en Bilbao


El poder sensitivo de las canciones es algo que me maravilla. Una canción puede hacerme reír,  llorar y recordar a personas que no forman parte de mi vida, para bien y para mal. Pero también me puede transmitir Paz. En mayúsculas,  sí.  Ese es el caso de los temas que puedo encontrar en el disco Prenderé una velita, de Marilia Monzón.

La canaria estuvo presentando este primer disco en Bilbao por primera vez. En la sala Cotton y acompañada de Pablo Seijas a los coros y a la guitarra, ofreció un concierto en formato acústico y casi íntimo. Las melodías y las voces que sonaron me confirmaron que si en estudio ya tienen un poder tranquilizador, en directo esa paz se incrementa considerablemente.

El concierto comenzó con el tema Quiéreme Libre a capella al principio y, poco a poco  se le fue uniendo la guitarra de Seijas. Al cantar Semilla, Marilia se acompañó del pandero cuadrado, instrumento que sonó en varias otras canciones.

Trazando rutas es una de sus primeras canciones en las que comenzó a explorar el sonido que hoy en día la caracteriza. Canción tranquila y melodía envolvente. Hubo tiempo para cantar chacareras y cumbias como La llorona, Marea y Dile.

Selva, A las Niñas y Lo que guardo continuaron el repertorio.  Antes de esta última canción explicó que ir sin prisas fue una determinación para poder ir trabajando en su carrera. También sonaron canciones que estarán en su próximo trabajo y algunas de ellas, además, reconoció no tener el título definitivo decidido. Agua bendita, en cambio, sí lo tiene y es el primer adelanto de ese nuevo disco.

El concierto iba llegando a su fin y los tres temas elegidos para ese broche final fueron Tranquilo mi corazón, Bailo conmigo misma y, como no, Prenderé una velita, cuya última frase parece casi hecha a posta: "y caminando despacio, aunque no quiero parar, me abrazo hasta que duela, hemos llegado al final".

Pero la artista canaria y su guitarrista tenían reservada una sorpresa.  Solicitaron que les dejáramos un poquito de espacio para bajarse del escenario. Los asistentes así lo hicimos. A ritmo de guitarra acústica,  sin micro y, en ocasiones, tocando el pandero cuadrado, Monzón cantó En el silencio, y en su parte final, respondiendo a su petición,  no sólo Pablo Seijas, también el público cantamos con ella.

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