jueves, 19 de octubre de 2017

Un pasito más

No hay nada como que te toque una enfermedad de cerca, para empezar a conocer información sobre ella. Después del “bofetón” inicial y el correspondiente “bajón”, desde mi punto de vista, no quedan más que dos opciones: o lamentarse o seguir hacía delante. Yo he decido optar por la segunda opción. Soy consciente de que tendré mis días malos, soy humana…. Pero intentaré dar “un pasito más”, como dice Manuel Carrasco en su canción “Mujer de las mil batallas”.

Para empezar, como he dicho al principio de la entrada, he comenzado buscando información más bien trivial, pero me ha servido para enterarme de datos que me pueden ayudar en este intervalo de tiempo. Y lo bueno es que viendo o leyendo casos como el mío, ayuda a avanzar, porque veo que a pesar del tratamiento (duro), la actitud es primordial. Y ya no sé si soy fuerte o si en esta vida me ha tocado serlo… Pero procurare seguir siéndolo.

Hoy leyendo el blog de Begoña Beristain, he descubierto un calificativo que desconocía, y me ha gustado mucho. Tanto, que me lo voy a aplicar. En su entrada de hoy, con motivo del día mundial contra el cáncer de mama, esta periodista dedica su post a las “mujeres corcho”, y explica que estas mujeres, según cuenta la escritora Teresa Viejo en su libro “Animales domésticos”, son aquellas que siempre salen a flote.

Hace muy poquito que lo sé, y cada día que pasa es uno en el que aprendo cosas. Reconozco que algunas informaciones asustan. Por suerte, muchas son suposiciones, pero está bien saberlas. De momento, debo confesar que aunque estoy un poquito más tranquila que el primer día, el miedo y la incertidumbre están ahí. Pero tengo suerte. Como dice Manuel Carrasco en la canción que os comentaba, no estoy sola. Tengo familia y amistades que me han apoyado desde el minuto cero. Llamadas, mensajes, respeto de silencios, oídos que escuchan, hombros que soportan lágrimas, abrazos… Todo eso y dos ángeles me dan fuerzas para seguir y luchar. Puede que ahora no os lo esté agradeciendo lo suficiente, pero que sepáis que estoy muy agradecida por haberme topado con vosotros/as y por disfrutaros.


Como me dice una amiga, “vas de traba en traba y siempre sales airosa, esta no va a ser una excepción”. Voy a hacerla caso. Sé que me va a costar a veces, pero por intentarlo no va a quedar. Tengo ganas de empezar con lo duro, tengo ganas de acabar. Pero aún me faltan unos meses por delante. Y la música siempre me ha ayudado, así que, a esta entrada no le podía faltar su canción. La elegida es “Mujer de las mil batallas”.


domingo, 24 de septiembre de 2017

Lo bueno se suele hacer esperar


Hay conciertos que se hacen esperar y, en ocasiones, la crónica del mismo, también. Eso es lo que me ha ocurrido a mí con un concierto de Rosana. Llevaba mucho tiempo queriendo ver a esta artista canaria, pero entre unas cosas y otras, nunca me era posible. Sin embargo, este año tuve la oportunidad y, además, ni siquiera tuve que desplazarme mucho para verla cantar, ya que actuó en las fiestas de mi municipio. Pero, entre unas cosas y otras, también, me ha sido imposible sentarme tranquila a poder escribir un texto sobre este concierto.

El pasado martes 18 de julio, Rosana Arbelo  se pasó por primera vez por Santurtzi, para presentarnos su último trabajo discográfico  “En la memoria de la piel” y, de paso, hacer un pequeño recorrido por su carrera discográfica. Antes de comenzar la actuación, probó un poquito todos los instrumentos que la acompañarían en el concierto. La primera canción fue “No habrá dios” y la segunda “Tu cruz por la cara”. Pero sin duda, la tercera canción hizo que la gente que se acercó al recinto en el que se instaló el escenario se animara a acompañar a la cantante con  letra de “Sin miedo”.  Si no me falla la memoria, fue al finalizar este tema, cuando Rosana aprovechó a presentarse y  animar aún más a los asistentes.

“No olvidarme de olvidar”, “Soñaré” y “Hoy” fueron las siguientes canciones que se escucharon, acompañadas en todo momento de mensajes que transmitían positividad al 100% en las pantallas del escenario. “Silencio”, “Todo es empezar” y “Llegaremos a tiempo”, cedieron el paso a otros tres temas del último disco: “El cielo que me das”, “Con una hora menos” y la homónima, “En la memoria de la piel”.

Se acercaba el final del concierto, y la cantante canaria amenazaba con terminar, pero nos tenía alguna que otra sorpresa preparada.  El tema “Con viento a favor”  nos animaba a atrevernos a vivir esta vida con alegría, y la balada “Si tú no estás” nos transportó a su presentación musical, con el disco “Lunas rotas”. En este primer disco también estaba el tema  “A fuego lento” y fue el que dio paso a un popurrí que la artista decidió cantar bajada del escenario, entre la gente que la estaba viendo en las primeras filas. Un gesto con el que si a estas alturas del concierto, ya tenía conseguida la atención del público, terminó por meterse a todos los asistentes en el bolsillo (al menos ese fue mi caso). Ahí, rodeada de gente, cantó un trocito de los temas “Contigo” y “El talismán”, para retomar la canción “A fuego lento” y cerrar el medley, y el concierto, aparentemente. ¡Casi se me olvida! No se la olvidó donde estaba cantando, y también cantó un trocito de la canción santurzana por excelencia “Desde Santurce a Bilbao”.


No, aún quedaba concierto. Por suerte, hicieron caso a los “beste bat” que los y las que estábamos allí gritábamos. Salieron, agradecieron y retomaron canciones. “Pa’ti no estoy” y “Mañana” sí que sí, pusieron broche a un concierto que, como he dicho al principio de esta entrada, llevaba mucho tiempo queriendo disfrutar. Y, a pesar de de que eché en falta alguna que otra canción en particular (dos, para ser sincera), espero poder volver a cantar y bailar en un concierto de Rosana Arbelo, porque  no me defraudó para nada. Alegría, simpatía y positividad es lo que se respiró esa noche de fiestas de El Carmen.  

lunes, 12 de junio de 2017

Espectáculo y reconciliación

Foto: Luis Ángel Gómez (El Correo Digital)

Noche de espectáculo, bailoteo, canciones y reconciliación. Sí, anoche servidora se reconcilió con Ricky Martín después de 19 años. Y es que allá por el año 1998, el cantante boricua y yo tuvimos un pequeño “encontronazo”, al tener que “sufrir” una de sus canciones hasta la saciedad en un examen de la carrera. Pero ayer, el artista de Puerto Rico llegó al Bilbao Exhibition Center (BEC) con muchas ganas de fiesta y de hacer un concierto fin de gira a la altura de los anteriores. Y lo consiguió.

Las puertas se abrieron a las 18:30 y a eso de las 20:00, la cola para acceder al Bizkaia Arena era aún considerable. En este último concierto no pudimos escuchar al grupo juvenil CNCO cantando su Reggeaton lento, pero Ricky Martin compensó la ausencia de teloneros, la espera y su pequeño retraso con creces. Ataviado de traje negro y camisa blanca dio el pistoletazo de salida con el tema “Mr. Put It Down”. No se echó mucho en falta a Pitbul viendo el elenco de músicos, bailarines y bailarinas que acompañaban a Martin en su coreografía. “This Is Good”, “Drop it On Me” y “Shake Your Boom-Boom”, en el que intercaló algún que otro “mueve tu culo” continuaron el inicio de un set list que inauguraba saltos, manos arriba, movimientos de cadera y todo lo que cada uno y una quisiera mover a las órdenes del cantante.

Las voces de los asistentes se escucharon bastante más con el primer tema en español de la noche: Adrenalina. Y se calmaron un poquito los ánimos, pero no las ganas de de fiesta, con la primera balada del espectáculo: “Tal vez”. “Livin’ La Vida  Loca” volvió a poner en pie a la grada y a mover y hacer bailar a los que le veían en pista, y lo mismo sucedió con “It’s Alright”. El atuendo escogido para esta canción causó sorpresa, ya que, Ricky Martin salió al escenario ataviado con una falda escocesa negra.

Al término de la canción, el puertorriqueño volvió a desaparecer unos instantes, y las pantallas enormes situadas a ambos lados del escenario mostraron imágenes de la fundación Ricky Martin, que denuncia la trata humana y se centra en la defensa de los derechos humanos en la infancia y la juventud. El tema elegido para ambientar estas imágenes fue “Asignatura pendiente”. “Tu recuerdo” fue la siguiente canción interpretada y muy coreada por el público. Antes de empezar a entonar el siguiente tema, el cantante solicitó la ayuda de los asistentes por si “se le olvidaba la letra”, y las casi 10.000 personas allí reunidas no tuvieron ningún problema en ayudarle a cantar “Te extraño, te olvido, te amo”. “Vuelve” puso fin a las baladas por un rato.



Tocaba cambio de tercio y, a pesar de que Maluma no le acompañaba, no creo que Ricky Martin se sintiera muy solo cantando “Vente P’acá”.  “Adiós” fue la siguiente canción, y a su fin comenzó  un popurrí de ritmos latinos, que a pesar de sus años, seguían muy presentes en la memoria del público: “Lola Lola”, “María”, “La bomba” y “Por arriba, por abajo”. Esta última canción le dio pie a hacer un juego y separar a los asistentes en dos, para bailar sin vergüenzas.  Y, además, anunció como último tema de la noche.

Pero las luces seguían apagadas, lo que hacía sospechar un bis, por lo menos. Así fue. Vestido de blanco, salió al escenario a marcarse un nuevo baile al son del tema “Pégate” y seguir el ritmo al elenco de coreografía  con el tema “La Copa de la Vida” (canción de la discordia en mi etapa universitaria). Prueba de fuego superada. Entonar estrofas y estribillo sin ningún tipo de acritud reveló que estoy otra vez preparada para volver a mis orígenes musicales (al menos durante cerca de hora y 40 minutos), y disfrutar de un concierto que el cantante boricua puso fin con el tema reggeatonero “La mordidita”; agradeciendo, cómo no, la asistencia.

Humo y confeti envolvieron las primeras filas de los que seguían el show desde la pista, y taparon las varias banderas que algunos asistentes sostenían. Ahora sí.  Las luces se encendieron, los músicos dejaron sus puestos y se acercaron al escenario a saludar y lanzar las baquetas a la pista. Seguía sonando Ricky Martin, pero esta vez no era en directo. A ritmo de “Vente P’acá”, y aún con el ritmo en el cuerpo después de tanto baile, comenzamos a salir del Bizkaia Arena.

Foto: Mía