Otra vez he vuelto a poner el pie en la huella como hicimos todas las de mi clase en su día y me queda grande. ¿Será que no me voy a casar nunca? Tampoco me preocupa demasiado. Me preocupa más recuperar mi capacidad de sentarme ante un papel en blanco y escribir, escribir, escribir… A poder ser algo con sentido, o al menos, con sentido para mí. O tal vez necesite escribir un post que me libere de ti. De alguien que he llegado a querer muchísimo y del que no he entendido su comportamiento. De alguien que sólo con pensar en la idea de su amenaza “desaparezco” se me iba una parte del alma o el alma entera. Supongo que si algún día cumples esa amenaza (y conste que yo no pido nada) tampoco pasará nada. Yo seguiré aquí, tu allí y tan contentos. Es probable que te cabrees si lees esto. O que me arrepienta de escribirlo, o no… ya me da un poco igual todo. Sé que sigues ahí sin estar, y que yo estoy por fin más tranquila. Y al menos esa tranquilidad mía es muy buena señal.
Y canción del post… Supongo que la que más pega es ésta que encontré hace poco entre mis cintas (sí, señores, existe alguien que aún tiene cintas de casette). Es una vuelta a mis orígenes poperos comerciales.
martes, 28 de agosto de 2007
Quiero escribir...
Odio cuando me ocurre esto. Quiero escribir y no se me ocurre de qué. No ha sido un día malo. Al revés, ha sido uno de esos días diferentes… Esos días en los que haces cosas que se salen de la rutina. He ido a un lugar al que hacía muchísimos años que no iba y me apetecía. He subido las 200 veintitantas escaleras de San Juan de Gaztelugatxe. (Recientemente elegido como la segunda maravilla del País Vasco por los lectores de El Correo).
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sentimientos
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